El estrés patológico afecta al 15% de los profesores de colegios españoles, según ha confirmado el doctor Aquilino Polaino, catedrático de Psiquiatría, en una conferencia pronunciada en la Universidad ante más de cien directivos de centros educativos de toda España.
Polaino ha precisado que esta cifra es la más benigna, ya que teniendo en cuenta los casos de estrés menos agudos, las estadísticas implican al 40% del profesorado. El psiquiatra ha asegurado que esta enfermedad puede repercutir en la labor en las aulas: "Un profesor estresado puede destrozar a mucha gente joven. Por eso no podemos impartir clase estando resentidos, ni amargados, ni angustiados, sino que la tarea de educar debe ir acompañada de motivación y entrega. El estrés del maestro puede poner nerviosos a los alumnos y dificultar su aprendizaje". Por ello, Aquilino Polaino ha animado a los directivos a no forzar a los profesores con esta patología.
La conferencia titulada "El estrés de los profesores" se ha enmarcado en las XXVII Jornadas para Directores de Centros Educativos, celebradas del 8 al 10 de febrero. Según el experto en psiquiatría, "un cierto nivel de estrés es necesario para sobrevivir porque nos mantiene activos. Se transforma en una patología cuando realizamos actividades rutinarias y no diversificadas".
Aquilino Polaino se ha referido a la nueva situación que ha originado la reforma educativa y su incidencia en el estrés. "Ahora se pide una mayor personalización de la enseñanza y una mejor atención a los alumnos. Con la escolarización del 100%, los estudiantes presentan problemas en más ocasiones que antes por lo que necesitan más apoyo. Es precisamente esa interacción personal entre el alumno y el profesor lo que más quema". Otra causa del estrés entre el profesorado se halla en la escasa consideración social que existe hacia esta profesión.
Ansiedad de expectación
La mayor ansiedad que sufren los profesores se llama "ansiedad de expectación" y se debe a "la continua tensión que surge cuando un alumno va a preguntar algo, o cuando nos vamos a enfrentar a una hora de clase. Anticipamos en la imaginación todos los acontecimientos negativos que nos pueden ocurrir y eso nos frustra". Una de las manifestaciones de esa ansiedad se traduce en la velocidad a la que se imparte los contenidos: "El maestro se pone a dar datos y se estresa él y pone nervioso al alumno".
Asimismo, Polaino ha considerado un error preocuparse por la consideración que los alumnos tienen del maestro: "Querer saber qué imagen tenemos nos neurotiza. Basta con emocionarse uno con su materia y emocionar de esa manera a los demás. Por eso recomiendo a cada profesor que se automotive antes de iniciar cada clase".